Carme Chacón, la vuelta al mundo con 35 latidos

CUENTO: LETICIA IGLESIAS | ILUSTRACIÓN: JOJO CRUZ

Nació la pequeña Carme con un corazón enfermo y un manual de instrucciones con todo lo que le estaba vetado:

«No te lances. Cuidado con el deporte. No tengas hijos. Ojo al esforzarte demasiado…»

Pero como ya sabéis que los bebés no pueden leer, la niña creció sin pensar en todo aquello que «NO, NO y, para ti, especialmente NO» le indicaban dejar a un lado.

No supo hasta los diez años de su enfermedad y para entonces un revolucionario SÍ ya se había instalado en su cabeza. La joven Carme decía que tenía el corazón del revés y también anhelaba, por ese motivo, dar la vuelta a aquello que fuera injusto. No había entonces presidentas del gobierno ni abundaban las altos cargos o grandes líderes políticas.

A esos Noes, pensaba, también habría que darles la vuelta.

Llenó su frágil corazón de ánimo y dedicación, y llegó a ser vicepresidenta del Congreso de los Diputados, ministra de Vivienda y ministra de Defensa entre otros logros. Aunque le desaconsejaban volar, dio varias vueltas al mundo uniendo todos sus viajes.

No solo fue la primera mujer en el país en ser ministra de Defensa: la nombraron embarazada de su pequeño Miquel. Su foto con la enorme barriga del bebé al empezar en el cargo dio la vuelta al mundo.

—Qué barbaridad —dijeron algunos.

—Señal de modernidad en España —contestaron otros.

—Una embarazada no es una enferma —zanjó Carme, tachando de paso otro NO de su manual (Miquel fue la mayor de sus pasiones contraindicadas).

En uno de sus primeros actos oficiales eligió un esmoquin en lugar del habitual vestido y se sucedieron las críticas por su ropa.

—¡Se ha saltado el viejo protocolo! —gruñían.

En realidad, muy hábil, consiguió que hablasen de ella por «llevar los pantalones» y los mayores dicen que eso significa ser quien manda. Carme volvió a soñar con que nunca nadie juzgara a una mujer por su atuendo sino por sus actos.

Peleó por ser la número uno de su partido y, de haberlo conseguido, también habría podido luchar por ser la primera presidenta del Gobierno del país —muchos la veían como tal— pero se quedó sin tiempo.

El corazón es un pequeño motor que bombea sangre a entre 50 y 100 latidos por minuto. Para que pueda llevarla a todos los órganos, debe hacerlo a una determinada presión y a una determinada frecuencia: es un equilibrio mágico.

A Carme le faltaron latidos —tenía solo 35 por minuto— pero, a cambio, compartió un corazón lleno de sueños y posibilidades restringidas hasta entonces a las mujeres.

Y así fue como Carme, sin hacer caso a los que le decían que no podía hacer cosas, llegó a ser la primera ministra de Defensa del país.

"Cada vez que una de nosotras (las mujeres) da un paso adelante, lo da el género humano entero".
COMPARTIR ESTE CUENTO
La protagonista

Carme Chacón

Abogada, profesora universitaria y política.
Nació en 1971 en Esplugas de Llobregat, Barcelona. Falleció en Madrid el 9 de abril de 2017.