Alaska, la bruja de colores
Érase una vez una tarde suave de primavera y un patio de flores. Charlaban allí Eva y su tía Emma. La joven Eva estaba muy nerviosa.
—Es mi primera fiesta importante. Una fiesta de disfraces es guay, pero tienes que ir súper. Y no tengo ni idea de qué ponerme.
—Espera, que acabo de regar las caléndulas y saco el costurero. Algo saldrá de esa caja mágica —replicó la tía.
—¿Caléndulas? Siempre usas palabras raras. ¿No podías tener un patio de rosas como todo el mundo?
—Las caléndulas impiden que te frían los mosquitos, los espantan.
—Pero es más normal tener rosas.
—Normal, dices. ¡Esa sí que es una palabra rara! Te voy a contar la historia de una persona súper a la que no le importa nada ser normal.
Eva resopló con resignación. ¡Ella solo quería un disfraz! Pero todos los que se le ocurrían eran un poco raros: detective, vaquera del oeste, directora de orquesta, pirata…
—Había una vez una niña, de nombre Olvido, que vivía en México.
—¿Olvido?
—Olvido era especial. Desde pequeña, sentía la necesidad de contar historias y de actuar. Su madre, América, lo sabía y siempre la apoyaba.
—América, otro nombrecito…
—Es un nombre precioso.
—No sé… es raro —insistió Eva.
—Olvido abandonó México y llegó a España con apenas quince años. Al principio le costó adaptarse. La vida en Madrid no se parecía en nada a México. Olvido se sentía como un bicho raro. Siempre inquieta, un día decidió que no iba a tratar de parecerse a los demás, así que se colgó una guitarra al hombro y con su amigo El Zurdo formó el grupo Kaka de Luxe. Hacían punk, como rock a toda mecha. También fundó una revista, Bazofia. Y hasta se cambió el nombre; decidió llamarse Alaska. Pronto empezó a formar parte de una «movida» en la que ser un poco raro molaba más.
Volaba la imaginación de Eva. ¿Alaska? Eso es una zona de América… es como llamarse Albacete. ¿Y un grupo que se llama «caca»? ¿Qué es «bazofia»? ¿Y qué «movida» rara es esa?
—Y esto no fue todo —prosiguió la tía Emma– Alaska montó más grupos: Pegamoides, Dinarama, Fangoria… Tenía y tiene mucho éxito. Una imagen impactante: el pelo naranja o rapado y con trenzas o con plumas… Y aunque vista de negro, siempre me parece una bruja de colores: le salen de dentro. Y también es actriz. Imagínate, con solo veinte años hizo una película con Pedro Almodóvar. ¡Ah! y cuando yo tenía tu edad, hacía un programa en la tele maravilloso: La bola de cristal. ¡Vaya pintas, vaya amigos y qué gran programa! Y ahí sigue Alaska, cantando, bailando en la tele y haciendo lo que le gusta sin parecerse a nadie.
La pequeña escuchaba fascinada.
—Tía Emma, Alaska mola. Pero no es muy normal ¿no?
—¿Qué es ser normal? ¿Estar dentro de la norma? ¿Hacer lo que todos hacen? ¿Y qué pasa si no lo haces?
La tía Emma sonrío a Eva y le ofreció el costurero. Eva lo agarró y dijo:
—Tía Emma, ¿me ayudas a hacerme un disfraz de Alaska?
Y así fue como Alaska se convirtió en un icono haciendo todo lo que le gustaba: cantar, componer, actuar en películas y presentar programas de televisión.