Ana María Prieto y el poder de hablar con las máquinas
Ana María Prieto nació en Santiago de Compostela, Galicia. Desde bien pequeña, su familia sabía que era una niña muy inteligente capaz de llegar muy lejos. Su madre creía que lo más de lo más para una niña era llegar a ser farmacéutica.
—Estudia y yo te pondré una farmacia —le decía siempre.
Y así hizo Ana María. Empezó a estudiar farmacia, pero pronto se dio cuenta de que tenía un don especial que enseñar al mundo y que quería trabajar en algo novedoso, así que abandonó sus estudios de farmacia y probó otras profesiones como la de diseñadora. Aun así, seguía sin encontrar su sitio…
Un día su hermana la llamó con una gran noticia:
—Ana María, he visto un anuncio de trabajo en una nueva empresa que hace ordenadores. Pero creo que no hay mujeres trabajando en ese puesto…
—¿Y qué importa? Seré entonces la primera mujer programadora, ¡voy a presentarme y conseguiré el trabajo!
Como a Ana María le apasionaban las matemáticas y confiaba mucho en ella misma, se presentó y fue seleccionada. Así fue como empezó a trabajar en Bull, la gran multinacional que fabricaba los primeros ordenadores de la historia ¡Medían 40 metros cuadrados! ¡Como un enorme salón!
Gracias a su tesón y entusiasmo, y de forma autodidacta, llegó a ser la primera programadora en España. ¡Había aprendido a hablar el lenguaje de los ordenadores! Sabía comunicarse con ellos para darles las instrucciones correctas.
Fue un puesto de trabajo que ni muchos hombres consiguieron, y en esos años, este mundo era cosa de hombres. Por eso, Ana María tuvo que escuchar muchos comentarios como este:
—¿Por qué trabajas en esto? Tú tendrías que ser secretaria de un jefe.
Aunque Ana María sabía que su familia y amigos no entendían su trabajo, sus compañeros la valoraban mucho y, sobre todo, ella era feliz en ese mundo silencioso de números binarios que llenaban su cabeza y que ella comprendía a la perfección.
Años más tarde quiso formar una familia, así que dejó su trabajo y se mudó a Becerreá, un pueblo de Galicia. Allí no habían visto un ordenador ni de lejos. Pero la pasión de Ana María por la programación era tan grande, que cuando sus hijos fueron mayores se le ocurrió la idea de comprar un microordenador para el negocio familiar y se encargó de programarlo ella solita de manera increíble.
La idea de Ana María ayudó mucho al negocio porque consiguió que se pudieran hacer muchas cosas de forma más rápida y sencilla. Y aunque nadie en Becerreá entendía lo que hacía, ella era feliz. Y eso para Ana María era lo más importante.
Y así fue como Ana María Prieto se convirtió en la primera mujer programadora en España. Una mujer muy inteligente y con mucha pasión que desempeñó un trabajo fundamental para que hoy en día existan, por ejemplo, las tablets y los móviles.