Anne Hidalgo, la primera alcaldesa de París

CUENTO: ASUN GÓMEZ BUENO | ILUSTRACIÓN: JAVIER TASCÓN

Esta es la historia de una niña que nació en un pueblo de Cádiz llamado San Fernando y que llegó a ser la primera alcaldesa de París.

La historia de Ana, que así se llama esta niña, en realidad empezó mucho antes de que ella naciera.

Era el año 1939. En España había acabado la Guerra Civil y muchos republicanos del bando derrotado huían de España por temor a ser encarcelados. Entre ellos Antonio, el abuelo de Ana.

Antonio cruzó toda España a pie desde Málaga hasta Francia, con su mujer y sus cuatro hijos. El viaje fue muy duro y peligroso, pero lograron llegar todos a salvo a su destino. Desde que llegó a Francia, el abuelo Antonio solo pensaba en volver a su tierra. Le prometieron entonces que, si volvía, le dejarían vivir en paz, así que decidió emprender el camino de vuelta a Málaga.

Pero las autoridades no cumplieron su promesa y en cuanto puso el pie en su tierra le apresaron y le condenaron a cadena perpetua. Así que, los cuatro niños crecieron sin su padre. Uno de esos niños, que también se llamaba Antonio, años después se fue a vivir a Cádiz, y allí tuvo dos niñas: María y la pequeña Ana.

María y Ana crecían felices en el pequeño pueblo de San Fernando junto a sus padres Antonio y María, sin comprender lo dura que en realidad era la vida en la España de postguerra para el hijo de un republicano que estaba en la cárcel.

Antonio, el papá de Ana, no olvidaba el viaje a Francia que hizo cuando era solo un niño. Ese país representaba el sueño de una vida mejor que nunca se cumplió para él y sus hermanos.

—María, —le decía siempre a su mujer— en Francia podremos dar a nuestras hijas una educación y un futuro mejor. Aquí no solo el abuelo Antonio está condenado, estamos condenados todos.

Así que, cuando Ana tenía solo tres añitos, decidieron emigrar a Francia.

Esta vez, el viaje lo hicieron en tren y se instalaron en Lyon, una ciudad muy grande, sobre todo si se compara con San Fernando. No hablaban francés, así que los primeros años no fueron nada fáciles, como no lo es la vida de ningún inmigrante.

El padre de Ana trabajaba como electricista y su madre como modista. Desde pequeñas, les enseñaron a sus hijas que trabajar duro era la manera de mejorar en la vida y siempre les decían:

—Tenéis que estudiar mucho. Trabajando y estudiando, podréis salir adelante y llegar muy lejos.

Y les hicieron caso. María y Ana se convirtieron en dos estudiantes excelentes.

Gracias al trabajo duro, los padres de Ana consiguieron ahorrar algo de dinero y empezaron a ir de vacaciones de verano a San Fernando, un lugar que Ana añoraba mucho, sobre todo por sus primos, el sol, los churros y las tortillitas de camarones.

Pasaron los años y para Ana llegó el momento de decidir qué quería estudiar en la universidad. Ella sabía muy bien lo difícil que era la vida para los trabajadores inmigrantes y tenía, al igual que sus padres y su abuelo, el sueño de mejorar sus vidas. Por eso, decidió hacer la carrera de Derecho y Ciencias Sociales y del Trabajo y después presentarse a un examen muy difícil para ser inspectora de trabajo. Ana logró aprobar y se convirtió en una de las inspectoras más jóvenes de Francia.

Gracias a este trabajo se fue a vivir a París y conoció a Martine, la ministra de Trabajo. Ana trabajó como su ayudante y junto con ella hizo nuevas leyes de igualdad entre hombres y mujeres. De Martine aprendió también que la política sirve para tomar decisiones que pueden cambiar la vida de la gente. Así que Ana supo que en adelante ese sería su camino.

Por eso empezó a trabajar en el ayuntamiento de París. Le encantaba ver cómo su trabajo podía mejorar la vida diaria de muchos de sus vecinos. Le gustaba tanto que un buen día Ana -que ya tenía la nacionalidad francesa y había cambiado su nombre por el de Anne- tomó una importante decisión:

—Me voy a presentar a las elecciones para ser alcaldesa de París.

Era bastante difícil porque si salía elegida, sería la primera mujer en lograrlo, pero Anne lo intentó con todas sus fuerzas. Al final ganó las elecciones y se convirtió en la primera mujer alcaldesa de París.

Anne siempre que puede vuelve a San Fernando, se convierte en Ana y disfruta del sol, el mar, de sus padres y de sus amigos y recuerda los días de veraneo y de juego por los muros, cuando iba a coger cangrejos con su cubo y luego los vendía en la plaza, sin que se enterasen sus padres.

Y así fue como Anne -Ana- Hidalgo, haciendo caso a los consejos de sus padres y estudiando y esforzándose constantemente, ha llegado a convertirse en la primera mujer y la primera inmigrante alcaldesa de París, un trabajo con el que puede luchar para hacer realidad el sueño de una vida mejor para más gente.

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ANNE HIDALGO

Ana María Hidalgo Aleu nació en San Fernando, Cádiz, el 19 junio de 1959. Cuando tenía dos años, su familia​ se trasladó a vivir a Lyon, donde estudió. En 1973 ella y su familia se naturalizaron franceses, cambió su nombre de nacimiento, Ana, por Anne y se trasladó a París. En las elecciones de 2014 se convirtió en la primera mujer alcaldesa de París por el Partido Socialista Francés.