Carmen Angoloti, una heroína con capa (de enfermera)

CUENTO: CAROLINA JIMÉNEZ | ILUSTRACIÓN: ANABEL LEE

Érase una vez una niña que inventaba aventuras entre las macetas del patio de una casa elegante de Madrid. Carmen no imaginaba que ella misma tendría que ir, años después, a una guerra de verdad, porque lo cierto es que no la educaron para eso.

Carmen leía mucho, rezaba y tocaba el piano y cuando se hizo mayor, viajó por toda Europa. También le encantaba hacer deporte, se subía sin miedo en los primerísimos aviones recién inventados y una vez se tomó un té con la reina en un submarino en el fondo del mar.

Carmen pudo hacer eso porque era Dama de Corte de la Reina Victoria Eugenia. También era su amiga, así que estaba dispuesta a todo por ella. Como Carmen no dejaba nada a medio hacer, no solo ayudó a la reina a fundar hospitales de la Cruz Roja, sino que estudió para ser Dama Enfermera y poder trabajar en ellos.

Pero entonces estalló una guerra horrible en Marruecos. Muchos soldados morían todos los días por las heridas y las infecciones. La reina sabía que Carmen era una excelente enfermera y por eso le confió una difícil misión.

—Carmen, quiero que vayas a África y ayudes en lo que puedas—le dijo.

Así que Carmen cambió los palacios de Madrid por una guerra en unas montañas desérticas. Al llegar a Melilla, se encontró con que el militar que estaba al mando de los hospitales de guerra la recibió con mala cara.

—Este no es sitio para señoras —le dijo.

Pero ella no se rendía fácilmente.

—O con usted o contra usted, es orden de la reina y basta—le respondió con determinación.

En pocas semanas, Carmen y sus Damas Enfermeras organizaron un nuevo hospital y dieron órdenes para que funcionase como habían aprendido en la Cruz Roja.

—El instrumental y las manos de los médicos deben estar relimpios y hay que atender primero a los heridos más graves, aunque sean simples soldados y no capitanes.

Así ayudó a salvar muchas vidas. Carmen no paraba ni un segundo: un día estaba consiguiendo edificios para nuevos hospitales y al siguiente vendaba y limpiaba heridas, transportaba mantas, vigilaba toda la noche a un paciente o iba al frente para evacuar a los heridos. Hasta organizó barcos-hospitales.No tenía miedo ni de las bombas ni de las enfermedades y ponía el corazón en todo lo que hacía.

En una ocasión, durante un ataque, los mandos del ejército le dijeron a Carmen:

—Hay que cerrar el hospital y apagar todas las luces. Somos blanco del enemigo.

—Es durante un ataque cuando más necesitamos actuar. El hospital no cerrará —les respondió.

De ella se dijo que había sido «la única heroína de esa guerra». Como las de los cómics, Carmen fue una heroína con capa y todo: la de su uniforme de enfermera.

Y así fue como Carmen Angoloti, la Duquesa de la Victoria y Dama de de la Reina, se convirtió en una pionera de la enfermería moderna y en la primera mujer en recibir la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar.

“Yo he venido aquí a trabajar todo lo que puedo, pero no a buscar una popularidad que pugna con el respeto que merecen todos esos pobres heridos por España”
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La protagonista

Carmen Angoloti

Duquesa de la Victoria y Dama de la Reina. Se hizo enfermera y coordinó los trabajos de la Cruz Roja en la Guerra del Rif.
Nació en Madrid en 1875.