Edurne Pasabán, la reina de los Himalayas

CUENTO: OLALLA CERNUDA | ILUSTRACIÓN: ANA MARTÍNEZ LASALA

Érase una vez una niña que soñó con llegar a lo más alto de todas las montañas. Érase una vez una niña a la que dijeron que eso era cosa de niños. Érase una vez una mujer que demostró al mundo entero que nadie puede decirle a una niña lo que puede o no puede hacer. Érase una vez una mujer alpinista llamada Edurne Pasabán.

Edurne nació en Tolosa, Guipúzcoa, en una familia que acostumbraba a salir a la montaña. Y fue con su primo Asier con quien, cuando ambos tenían quince años, descubrió primero la escalada, y después, se fue animando a subir a cumbres más altas. Primero, a las que tenía más cerca de su casa, en el País Vasco y el Pirineo. Luego, llegaron el Mont Blanc, el monte más alto de Europa; el Aconcagua, el más alto de América… y así hasta que la joven Edurne llegó al Himalaya, la cordillera donde se encuentran las montañas más altas de la Tierra.

Allí, Edurne cumplió uno de los mayores sueños de su vida: convertirse en una de las poquísimas mujeres capaces de subir y bajar el Monte Everest, el techo del mundo. Al regresar, tenía una idea fija en la cabeza: conquistar todos y cada uno de los montes de más de 8000 metros del planeta. Tenía veintiocho años.

En la Tierra, solo hay catorce montañas de más de 8000 metros de altura, los colosos del Himalaya, donde los alpinistas tienen que superar grietas, avalanchas y la zona de la muerte: todo lo que pasa a más de 7500 metros de altura, donde el cuerpo humano no es capaz de acostumbrarse a la falta de oxígeno y se va consumiendo poco a poco hasta morir.

Edurne siguió con su plan y escaló cinco de aquellos gigantes en apenas dos meses, hasta que llegó a uno de los más difíciles, el K2, la montaña asesina. Consiguió hacer cumbre también, pero a un precio altísimo: sufrió congelaciones y al bajar le tuvieron que amputar dos dedos de los pies. Después de eso, pensó en abandonar su sueño y quedarse en su casa con un trabajo tranquilo como los demás. Pero aquello no le hacía feliz, así que decidió volver a las montañas y lo hizo con más fuerza que nunca.

Pero resulta que mientras tanto otra alpinista, la coreana Oh Eun-Sun, había decidido conseguir lo mismo que Edurne, así que las dos mujeres empezaron la carrera por ser la primera alpinista en conquistar los catorce ochomiles. Mientras Miss Oh no escatimaba en medios –helicópteros para llevarla de una montaña a otra sin perder tiempo y decenas de sherpas para ayudarla a subir y bajar– Edurne prefería un estilo más íntimo: pequeñas expediciones rodeada de su primo y sus mejores amigos.

Edurne y su equipo consiguieron escalar siete ochomiles más, y cuando estaban escalando el último que les quedaba y a solo unos días de alcanzar la cumbre, Miss Oh anunció que había completado los catorce ochomiles ¡antes que ellos! Aquello fue una malísima noticia para Edurne y su equipo, pero decidieron continuar hasta hacer cumbre.

—Puede que no hayamos sido los primeros, pero nunca olvidaré esta enorme aventura que hemos vivido juntos. —dijo Edurne en la cima de aquella montaña.

Pero esta historia no termina aquí, porque mientras bajaban de la montaña, sucedió algo increíble e inesperado: se descubrió que Miss Oh en realidad no había hecho cumbre en uno de los ochomiles, se había quedado cerca, así que Edurne pasó a ser la reina de los Himalayas: la primera mujer alpinista en coronar los catorce ochomiles.

Y así fue como Edurne Pasabán, con gran pasión y dedicación, se convirtió en la primera alpinista en alcanzar la cumbre de las montañas de más de 8000 metros que hay en el mundo y demostró que las montañas no tienen por qué ser cosa de hombres, sino de cualquiera que las ame.

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Edurne Pasabán

Nacida en Tolosa (Guipúzcoa) el 1 de agosto 1973, Edurne Pasabán es la primera mujer en la historia en coronar los 14 ochomiles (sólo otras 20 personas lo han conseguido como ella). El programa de TVE 'Al filo de lo imposible' la acompañó en sus últimas ocho ascensiones. La alpinista, que estudió ingeniería técnica industrial, reside en Barcelona, donde imparte conferencias sobre superación personal en la escuela de negocios ESADE y entrena tres o cuatro horas al día en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat.