La mirada mágica de Cristina García Rodero

CUENTO: ANDREA ABRIL | ILUSTRACIÓN: MYRIAM VARELA

Cuando Cristina era pequeñita, lo que más le gustaba era mirar. Mirar a su madre mientras leía un libro, mirar a su padre mientras regaba las plantas, mirar a sus hermanos mientras hacían el pino puente y mirarse a ella misma en el espejo mientras sacaba la lengua. Observaba todo lo que pasaba a su alrededor con sus grandes ojos verdes abiertos de par en par.

Un día, su padre les dijo a ella y a sus hermanos:

—Poneos ahí juntos, que os voy a hacer una foto.

—¡Ponte detrás, que me tapas! —le gritó el hermano pequeño al mayor.

—¡No veo! —protestó Cristina intentando ponerse en primera fila.

—¡Quedaos quietos, que así no hay quien os saque bien! —dijo su padre con cara de concentración.

Siempre que intentaban hacerse una foto pasaban cosas divertidas y su padre se reía mucho. Por eso, cuando Cristina veía una cámara, se ponía muy contenta. En aquella época las fotos no se veían al instante. Había que esperar el largo proceso de revelado. Lo mejor era cuando por fin llegaba la esperada foto y podían ver el resultado. Entonces, Cristina empezó a soñar con almacenar los recuerdos de esos momentos felices que pasaba con su familia en una cajita y guardarlos para que nunca se le olvidaran.

Cuando fue un poco más mayor, lo tuvo claro:

—¡Yo lo que necesito es una cámara! Así podré guardar mis recuerdos para siempre y compartirlos con los demás.

Entonces empezó a mirar el mundo a través de la lente de su cámara y se dio cuenta de que pasaban cosas mágicas que solo ella podía ver. Y supo que había encontrado algo único. La primera foto que hizo fue una de sus hermanos vestidos de indios.

El tiempo fue pasando y nuestra niña fue creciendo. Cuando le tocó decidir qué estudiar, Cristina decidió dejar Puertollano, la pequeña ciudad donde había nacido, y mudarse a Madrid.

—Voy a matricularme en Bellas Artes, porque con la pintura, la escultura y la fotografía podré expresar todo lo que me cuenta el mundo.

Y Cristina se convirtió en una artista. Al principio, lo que más le gustaba era pintar. Pero con el tiempo, se dio cuenta de que la fotografía le daba alas.

Armada con su cámara, decidió recorrer los pueblos de España para hacer fotos de sus fiestas y de sus tradiciones. Quería mostrar a la gente feliz y haciendo lo que más le gustaba y emocionaba. El trabajo no siempre era fácil; tenía que llegar hasta lugares remotos y ganarse la confianza de la gente que vivía allí para que le dejaran hacer sus fotos. Además, muchas veces se extrañaban de ver a una mujer con un cámara a cuestas, porque casi todos los fotógrafos de aquella época eran hombres.

A pesar de todo, Cristina no dejó de fotografiar y logró hacer una serie de fotos que se llamó España oculta y que tuvo mucho éxito. Como era tan buena fotógrafa, empezaron a darle premios por su trabajo. Hasta le dieron el Premio Nacional de Fotografía, que la reconocía como la mejor fotógrafa del país.

Las fotos que hacía eran tan especiales que llegaron hasta los ojos de unos señores de Estados Unidos expertos en fotografía. Se pusieron en contacto con ella y le dijeron:

—Cristina, queremos contar contigo en nuestra agencia de fotografía. Se llama Magnum y está formada por un grupo de fotógrafos muy importantes.

—¿Queréis que sea parte de vuestro grupo? ¡Será un honor!

—Sí; todavía no contamos con ningún fotógrafo español y queremos que tú seas la primera.

Y así fue como Cristina García Rodero se convirtió en una gran fotógrafa y la primera española en formar parte de Magnum, la agencia de fotografía más prestigiosa del mundo.

“Cuando salgo a la calle no veo nada; sin embargo, cuando cojo la cámara suceden muchas cosas”
COMPARTIR ESTE CUENTO

CRISTINA GARCÍA RODERO

Nacida en Puertollano el 14 de octubre de 1949, la fotógrafa Cristina García Rodero es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el único profesional español que ha conseguido entrar en la prestigiosa Agencia Magnum. Su obra puede encontrarse en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, en el IVAM valenciano y en museos de todo el mundo. Ha conseguido, entre otros, el World Press Photo en varias ocasiones. (Imagen: Magnum Photos)