Loreto Sesma, poesía y una corona de laurel

CUENTO: LORETO SESMA | ILUSTRACIÓN: TERESA MÉNDEZ

Érase una vez una niña que decidió nacer un lunes de octubre a las tres de la tarde con los mofletes inflados como una ardilla y los ojos abiertos como ventanas. La llamaron Loreto, que significa «laurel», una plantita que le ponían en forma de corona a los poetas como recompensa a sus logros en la antigua Roma. Y también, cosas del destino, es la imagen que representa a los periodistas, carrera que más tarde terminó estudiando.

Dicen que lo primero que hizo fue llorar, como todos los bebés, y al segundo se puso a hablar. Todo el mundo la miraba asombrado.

—¡Pero cuántas cosas quiere contar esta niña!

Loreto Sesma creció siendo muy flaquita y le encantaba leer libros de historias fascinantes. Su manera de entender la vida fue a través de las palabras, de las comas, de las rimas y de los puntos suspensivos… Era una niña a la que le encantaba cantar y bailar y nunca le faltaba una sonrisa, un verso y una canción en la memoria. Sin embargo, Loreto sentía algo muy dentro de ella que no la dejaba tranquila. Era una sensación muy extraña que no conseguía explicar. ¿Qué era aquello? Preocupada, le preguntó a su madre:

—Mamá, creo que estoy malita.

—¿Qué te ocurre, cielo? —le contestó mientras le tocaba la frente para comprobar si tenía fiebre.

—Es como por aquí… —dijo Loreto tocándose la tripa— o por aquí… —y subió las manos al corazón.

—¿Pero, te duele?

—No… Es raro, muy raro. Palpita, acaricia y salpica. No sé bien qué es.

Aquella sensación se repitió en otras ocasiones, pero ya no dijo nada porque había comprobado que la tirita que le puso aquel día su madre tampoco la había hecho desaparecer y simplemente aprendió a convivir con ese sentimiento que le hacía sentir tan diferente como especial.

Cuando tenía nueve años estaba en lo alto de una montaña viendo el paisaje. Enfrente tenía un mar que se comía el horizonte, y miles de gaviotas volaban por el cielo. Entonces, se iluminó en ella una idea y se despejó una duda. No era dolor, no estaba enferma. Nunca fue fiebre. Simplemente sentía algo dentro: ese algo era el corazón. Cerró los ojos bien fuerte e intentó escucharlo. Al principio solo oía un «pum, pum, pum»; pero luego comenzó a entender lo que le decía. Entonces, cogió un papel y empezó a escribir, a poner palabras a su ritmo cardíaco. Y así escribió su primer poema. Así empezó a crecer. Aunque al principio le hacía sentirse un poco rara, siguió haciéndolo guiándose únicamente por el tacto invisible de sus emociones.

En una ocasión, cuando Loreto ganó un premio de poesía, su familia le regaló una corona de laurel. Porque ellos ya sabían que llegaría un momento en el que el significado de su nombre sería la luz de su camino. ¡Cosas de padres!

Es difícil verla porque está siempre viajando por todo el mundo recitando poesía y haciéndosela llegar a mucha gente, pero si la ves, dile que tú también puedes escucharlo.

Cierra los ojitos y escúchalo: «pum, pum, pum…» ¿Qué es lo que tu corazón quiere contarte?

Y así es como Loreto Sesma se ha convertido en una joven poetisa que ha llegado a publicar cuatro libros ¡con solo veintidós años! y ha recibido el Premio Internacional de poesía Ciudad de Melilla.

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Loreto Sesma

Nacida en Zaragoza el 14 de Octubre de 1996, Loreto Sesma es poetisa. A los nueve años ya escribía canciones y desde hace seis recita sus poemas en YouTube. En 2017 consiguió el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla con 'Alzar el duelo'. Ella misma ha escrito el cuento que recoge su historia.