María Luisa Cabañero, conquistadora de fuego, mar y aire

CUENTO: OLALLA CERNUDA | ILUSTRACIÓN: MIREIA CÓRCOLES

Dicen los libros de historia que la profesión de bombero es una de las más antiguas del mundo, y que ya las civilizaciones griegas y romanas formaban a personas para luchar contra el fuego. Pero dicen los libros de historia también que ésta, la de bombero, es una de las profesiones con menos mujeres.

María Luisa era una niña muy fuerte que siempre estaba corriendo y jugando por todas partes. Lo que más le gustaba en el mundo era hacer deporte, y el que más de todos, nadar. Lo hacía en la piscina de su pueblo, Puertollano, en Ciudad Real.

Cuando apenas tenía veinte años y daba clases en aquella piscina, no podía ni siquiera imaginar que su nombre iba a quedar para siempre ligado al de esas mujeres que se atrevieron a demostrar que las profesiones más peligrosas y duras del mundo son también cosa de chicas.

Un día, un compañero le contó que se iba a presentar a las pruebas para ser bombero y ella inmediatamente dijo:

—Pues yo también quiero. Así podré estar en forma y ayudar a los demás.

Las pruebas no eran sencillas, porque los bomberos tienen que ser fuertes, resistentes y demostrar que son capaces de nadar muy rápido, correr muy deprisa, subir escaleras con mucho peso encima o trepar por una cuerda. Pero eso a ella no le preocupaba. María Luisa sabía que podía hacerlo igual que sus compañeros.

—Esto lo paso yo—se dijo. Y dicho y hecho.

Después de superar las pruebas, y de seis meses de estudiar muy duro para aprender la profesión, aprobó con nota, y se convirtió así en la primera bombera que hubo en España. Y eligió, claro, ser bombera en el pueblo donde nació.

Desde hace treinta años, lucha contra el fuego exactamente igual que sus compañeros. Con los mismos turnos de trabajo, conduciendo el camión bomba para apagar incendios o manejando la pesada manguera.

Durante este tiempo, además de ser bombera, María Luisa ha seguido nadando. Pero no en una piscina, sino en mar abierto. Tenía un sueño: cruzar el Estrecho de Gibraltar a nado, ida y vuelta sin parar, 52 kilómetros brazada a brazada. Fue la primera persona en el mundo en lograrlo.

En los ratos libres que le deja su trabajo de bombera y la natación, María Luisa enseña a sus cuatro hijos a ser tan pioneros como ella. Por eso María, una de sus hijas, se dedica a surcar con su madre el cielo, convertidas las dos en pilotos de globos aerostáticos.

Y también intenta animar a otras mujeres que sueñan con ser bomberas. Por eso, cada vez hay más “Maria Luisas” en España, donde ya apenas quedan parques de bomberos que no tengan al menos una mujer en sus filas.

—Las mujeres podemos ser bomberas, policías, astronautas o lo que queramos—dice siempre—.

Y batir récords. Y soñar con retos que pensaban que solo los hombres podían conseguir.

 

Y así es como  María Luisa Cabañero ha llegado a conquistar los tres elementos fundamentales: fuego, agua y aire, convirtiéndose en la primera mujer bombero de España, en la primera en cruzar el Estrecho de Gibraltar a nado y una de las pocas mujeres piloto de globos aerostáticos.

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María Luisa Cabañero

Nacida en Puertollano, Ciudad Real, el 20 de agosto de 1966, fue la primera bombera española y es, además, una nadadora con varios récord Guiness y títulos mundiales.