Victoria de la Cruz, la monja que rezaba al son de las castañuelas

CUENTO: ANA MEDINA | ILUSTRACIÓN: JORGE ESTEBAN

Monja monja món jamón, jamón ¡Japón! Si repites muchas veces la «profesión» de nuestra protagonista, acabas diciendo «jamón» sin querer, y si le echas un poco de imaginación, te sale «Japón», el sitio donde vivió casi toda su vida.

Desde que nació, en 1907, en una familia de nueve hermanos, Victoria demostró ser una niña alegre y muy artista. Era más malagueña que los boquerones, tocaba las castañuelas y llevaba el nombre de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Victoria.

—Aunque me vaya lejos, lejos, nunca me olvidaré de Málaga y de ti, María.

Así le hablaba a la Virgen cuando iba a visitarla al Santuario, en el barrio del Chupitira, y cumplió su promesa. Victoria sintió que quería ser monja, y se hizo adoratriz.

En 1936, la mandaron a Japón de misionera y allí trabajó para educar a las niñas pobres, animándolas a cumplir sus sueños, fueran cuales fueran.

Al poco tiempo de llegar, empezó la II Guerra Mundial y tuvo que esconderse de los bombardeos en la montaña con las demás misioneras. Les llegaba la nieve por las rodillas y comían arroz. A veces mucho, a veces poco.

—¿Saldremos de esta? —le preguntaban sus compañeras.

—¡Claro que sí! ¿Cómo se va a olvidar Dios de nosotras, con lo que nos quiere? —Y tocaba las castañuelas para animarlas.

Y por supuesto que salieron. Victoria iba a vivir muchos años, y durante ellos viajó a Estados Unidos, fundó colegios y fue maestra de miles de niños. También tuvo tiempo de volver a España a visitar a su familia.

—Japón es muy bonito, pero no me olvido de vosotros, ni de Málaga. ¡Viva mi tierra!

En Japón se hizo tan conocida que el gobierno la premió por hacer tanto bien y sus castañuelas llegaron a sonar en escenarios de todo el país, a los que Victoria se subía acompañando a una orquesta. Hasta el último día de su vida, con ciento diez años, no dejó de tocar su instrumento favorito.

Así fue como Victoria de la Cruz se hizo misionera, se instaló en Japón y ayudó a tantas personas que el Gobierno la condecoró.

«Acordaos de mí cuando miréis al Mediterráneo»
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La protagonista

Victoria de la Cruz

Monja, misionera y superiora de varias comunidades.
Nació en Málaga en 1907 y murió el 4 de junio de 2018 en Japón, a pocos días de cumplir 111 años.